Una joven pareja norteamericano, Adam y Jessica Miller, siempre había soñado con comprar una casa en el histórico distrito de North Union Street, en Carolina del Norte. Su particularidad es que el área se desarrolló después de 1870 y resalta por su notable arquitectura de estilo neogriego y victoriano de la época.

La mujer, de 34 años, creció en ese vecindario y por años fue su deseo de toda la vida volver a vivir en el barrio de su infancia. En el año 2018, la pareja quiso comprar y renovar una casa en la zona, pero los vendedores eligieron a otro comprador.

En vez de conservar el diseño orginial, decidieron renovarla para adecuarla a su nueva familia.El distrito abarca 150 edificios en una sección predominantemente residencial.

Sin embargo, no perdieron las esperanzas. En 2020, cuando los padres de Jessica decidieron vender la casa de su familia, a solo dos cuadras de su propiedad perdida, la pareja aprovechó la oportunidad.

Compraron la mansión de 117 años por US$565.000, y aunque necesitaba algo más que una mano de pintura, decidieron ponerse manos a la obra y documentaron todo el proyecto en TikTok e Instagram. Sus seguidores pudieron ver cómo la casa de cinco dormitorios y tres baños pasó del olvido a una impresionante propiedad para vivir allí una familia con cinco hijos.

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Al principio, Jessica no estaba muy convencida de la idea, ya que ella quería algo propio. Sin embargo, llegó a la conclusión de que no tenía que conservar el diseño original y que podría renovarla como quisiera para adecuarla a su nueva familia.

Si bien la casa se enocntraba en condiciones, tardaron un año en renovar y mejorar la propiedad. Adam realizó la mayor parte del trabajo por su cuenta.

La renovación también tuvo otros beneficios para Adam, quien se dedicaba a la serigrafía antes que la pandemia estancara su negocio. Cuando empezó a ver que la transformación explotaba en las redes, dedicó tiempo completo a renovar la casa familiar, todo mientras subía videos y fotos. Fue entonces cuando decidió cambiar de oficio y convertirse en un restaurador.

Si bien la casa estaba muy lejos de considerarse “en ruinas”, Adam se esforzó mucho en renovar la propiedad. Aunque contrató a un director de obras y algunos artesanos para que lo ayudaran con la renovación, hizo la mayor parte del trabajo por sí mismo, lo que le permitió ahorrar mucho dinero.

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La parte más complicada fue el exterior, ya que los materiales eran difíciles de conseguir. El porche original necesitaba una restauración completa, por lo que tuvieron que reemplazar cuatro bases de columnas en muy mal estado y la mayor parte de la madera.

Desmantelar el baño principal para que fuera utilizable extendió la renovación unos meses másLa mayor parte de los muebles son antigüedades que compraron en tiendas de segunda mano.

El interior también necesitaba trabajo. Nivelaron todos los pisos y volvieron a colocar vigas debajo de la casa, así como reemplazaron los viejos mosaicos por pisos de madera de roble. Aunque volvieron a pintar la mayor parte de la casa, dejaron intacto un mural en la entrada que había pintado a mano la madre de Jessica hace muchos años.

El proyecto, que en un principio debería haber tomado uno o dos meses, se extendió a cuatro cuando decidieron desmantelar el baño principal, el cual estaba inutilizable. Recibió un cambio de imagen completo, que incluyó una nueva ducha, inodoro y azulejos.

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Sin embargo, la renovación de la cocina fue uno de los proyectos favoritos de Adam. Trabajaron en los pisos, la isla y todos los gabinetes, así como agregaron piedra en las mesadas y reconstruyeron completamente la alacena.

La cocina fue uno de los proyectos favoritos de Adam.El mural en la entrada fue pintado a mano la madre de Jessica hace muchos años.

El hall de entrada fue uno de los pocos espacios que la pareja mantuvo con su diseño original, con la excepción de nuevas decoraciones y un candelabro. Jessica obtuvo la mayor parte de ellos de tiendas de segunda mano y en el Marketplace de Facebook.

En total, los Miller tardaron un año en renovar la casa. La pareja planea habitarla durante muchos años, aunque están dispuestos a venderla en el futuro si sus hijos no están interesados en ser dueños de la propiedad, mientras la cuiden en el futuro como ellos lo hacen actualmente.

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